Karma

Por: José Ángel@poetadelrelato

Nuevamente estamos en EE.UU. Es el siglo antepasado, año 1883. En la ciudad de Honey Grove en Texas vivía Henry Ziegland quien se mantenía constantemente enamorando a Maysie Tichnor. La chica se hizo querer un tiempo, pero cayó en los brazos del hombre tras las promesas de amor eterno, matrimonio y mucho más.

Estuvo con ella un tiempo, y sólo la utilizó. Una vez que se cansó de ella y con la chica ya enamorada, decidió «romper». Esto la devastó, la hundió en una depresión terrible, se vio con la mirada de sus vecinos encima, también como el tema del momento en la ciudad y cómo había dejado ir a un «hombre codiciado». Todo esto la llevó a la única decisión posible que evitara cualquier tipo de humillación: el suicidio.

Su hermano no pudo tolerar aquella determinación, y decidió buscar venganza. Tomó una pistola y fue al encuentro de Henry. Lo siguió hasta un bosque, empuñó su arma, llamó la atención del hombre y disparó. El sujeto cayó al piso y sin verificar que estuviera muerto, el vengador de la chica escapó para posteriormente con la misma arma dispararse en la cabeza (evitando así lo que vendría eventualmente: un juicio).

El empresario maderero sobrevivió, ya que alcanzó a mover un poco su cabeza en una reacción prácticamente felina. La bala sólo rosó su rostro.

Los años pasaron, y sin mayor condena por las muertes provocadas, Ziegland continuó con su vida.

Dos décadas pasaron desde el accidente, y la vida llevó nuevamente al empresario maderero al bosque en el que casi pierde la vida: debía talarlo.

Un árbol en particular se volvió complicado por su colosal volumen, los trabajadores no pudieron hacerle mayor daño con sus hachas, por lo que se resolvió cavar agujeros alrededor de las raíces para poder dinamitarlo y así, «hacerlo caer».

Se realizó el procedimiento, tanto Henry Ziegland como sus trabajadores se apartaron de la zona, encendieron la mecha y la dinamita explotó, haciendo que el árbol fuera a tierra; pero también quedó tumbado en el piso el empresario con un impacto de bala en el cráneo… Sí, la bala quedó alojada en el árbol y tras 20 años, ayudada por la fuerza de la explosión, llegó finalmente a su destino.

 

 

 

 

Imagen: Museo Histórico Nacional de Chile