Una luz azul

Agosto de 1971. El mundo aún estaba sacudido por el fallecimiento de Jim Morrison a principios de julio; pero también en el ámbito de la música John Lennon había publicado hace un par de semanas, la canción Imagine, una de las más profundas de la historia.

¿Qué tienen que ver estos dos acontecimientos con lo que vamos a conocer hoy? Ya verás…

Por: José Ángel@poetadelrelato

 

En Amesbury se erige el maravilloso Stonehenge, enigmático monumento megalítico, aún lleno de misterios en su propósito y construcción.

En aquellos años no era restringido (a diferencia de años posteriores a la década del 80) el instalarse dentro de lo que es la estructura, ya sea para acampar, sentir las «vibraciones», la «mística»… podías pasear libremente por entre las piedras que aún no se sabe con certeza si eran un lugar para rituales, una suerte de «portal» u otra cosa.

Por ello, es que cinco jóvenes fueron en ruta hacia el monumento en búsqueda de absorber las energías espirituales del lugar. Julia, Wilma y Shary fueron junto a los chicos Lucas y Danniel.

Este último había trabajado todo julio en una granja para hacerse del dinero para emprender esta «ruta» sin mayores contratiempos. Wilma necesitaba de este viaje, pues hace poco había fallecido su padre y estaba «botándose» un poco al alcohol; pero a pesar de ello, no tenía una buena intuición sobre ir al lugar. Shary estuvo entusiasmada desde un comienzo, no hallaba como llegar lo antes posible a la hora y día pactados. Para Lucas y Julia en cambio, era una expedición más, una nueva incursión de conexión con la naturaleza.

 

Wilma Rupert siempre fue «distinta», solía tener sueños premonitorios. Sus amigos confiaban en su intuición; pero en el último tiempo, también existía la opción de que fuera un mal sueño de una «noche de copas». Había visto que llegaban a «un círculo de roca» y en el lugar «golpeaba la mano de dios». Todo esto antes de que le ofrecieran ir al lugar; pero como mencioné anteriormente, ella lo necesitaba, el dolor de la pérdida de su padre aún estaba muy latente.

 

Danniel empacó entre dudas, ya que cuando fueron con la muchacha antes mencionada, ésta se encontraba en un estado de temor y no paraba de temblar. Había tenido otro de esos sueños… esta vez, ya estaban en el monumento acampando, cuando una luz fulminante iluminó todo y luego de ser enceguecidos por la potencia lumínica, terminaron en un lugar «frío».

Los chicos pensaban que los sueños de Wilma ya estaban un poco fuera de lugar producto de su pérdida. Podía ser que una suerte de pequeña «locura» estaba haciendo desvariar a la joven.

 

Tras emprender el viaje, la verdad es que no tardaron mucho en llegar. Gracias a que iban acompañados de «sustancias que hacen ver la vida con otros ojos» o «sustancias que hacen la vida más feliz». Todo se hizo menos complicado y ya para la tarde-noche de aquel día de mediados de agosto estaban en el lugar.

 

Sin mayores complicaciones se adentraron en el monumento, poco a poco desempacaron y ya con la noche sobre ellos, Lucas empezó a armar la carpa, algunos rayos de sol aún llegaban desde el horizonte hasta el lugar, las chicas hicieron una fogata. Todo iba según lo planeado, y en zona privilegiada, pues estaban justo en medio de la estructura. Un agricultor local se encontraba relativamente cerca en sus labores cotidianas, mientras que el policía de turno hacía sus rondas sin molestar en nada. Todo era «a pedir de boca».

La «fiesta privada» de la muchachada comenzó pronto, humo de fogata y marihuana, conversaciones y a ratos canciones, eran parte del ambiente. Todo se desarrolló perfecto hasta aproximadamente las 2 de la madrugada, cuando de pronto, una peligrosa nube de tormenta apareció de la nada.

Un rayo impactó entre los árboles cercanos, comenzó a llover, forzando a que los chicos entraran en la carpa. Los rayos eran cada vez más intensos e incesantes. Estos poco a poco se acercaban a las piedras. La patrulla del policía de turno emprendió rumbo al lugar una vez que una luz azul venida directamente desde el cielo golpeó el monumento y los gritos desesperados de los campistas se empezaron a sentir.

 

El granjero junto con el oficial llegaron al lugar; pero la luz se volvió más intensa de lo que ya era, forzando a que colocaran su brazo o una mano delante de sus ojos. En un parpadeo, la luz desapareció, la lluvia bajó un poco su intensidad y ya no se podía sentir la voz de los muchachos.

Ambos corrieron hacia el lugar sólo para notar que nadie se encontraba allí. La fogata ya sólo emanaba humo, la carpa seguía armada, las mochilas aún en el lugar; pero ningún rastro de los jóvenes. Nunca más se les volvió a ver…

 

Todo podría ser materia de un elaborado y bien trabajado «creepypasta«, ¿no? Pero cuando te das cuenta de que en la investigación oficial se encuentran los nombres, y también hay extractos del diario de Danniel Wilson (que fue encontrado en una de las mochilas) junto con algunas anotaciones de Wilma Rupert, la percepción global cambia…

 

  • Anotación de Wilma (18 de agosto de 1971):

«Está lloviendo. Sabía que iba a llover. Siempre llueve cuando llega el resplandor azul. El resplandor azul viene por mí todas las noches, pero sólo cuando no estoy borracha. Se llevaron a mi papá, desde un estrecho en el cielo como si nada. Me habló de ellos antes de esto, que no vienen detrás de ti si estás demasiado borracho como para no ver tus propias manos.

En las últimas semanas no he bebido y he vuelto a tener mis sueños futuros. Pero aún no han venido a buscarme, no desde que los demás empezaron a pensar en ir a Stonehenge. Shary tiene miedo de los relámpagos. Siempre les ha temido, pero eso no es de lo que debería estar asustada. Creo que el rayo está cerca; chocó contra un árbol y también contra las rocas. Creo que las rocas son de ellos, las cosas son rocas. Su brillo es más brillante que el relámpago. Si alguien encuentra esto, derriba este lugar abandonado por dios…»  (el final no es legible, ya que parece fue escrito durante el evento mismo).

 

 

 

 

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