Bitácora: primera semana usando AVONEX – Capítulo 3

Es el último lunes de agosto y ya inicié el tratamiento para darle la vuelta a la E. M. Así que he decidido llamarla E. M. por sus siglas.

Vino la enfermera a eso de las 11:20 de la mañana. Me pidió dos cosas: primero que me tomara un ibuprofeno -que mi doctora ya me había recetado y que yo compré, obedientemente- y que sacara del refrigerador un lápiz.

Que irónico que se le llame así a la inyección. Lo que más amo es escribir, lo que más odio son las agujas e inyecciones.

Primero tomé el ibuprofeno -que disminuiría los efectos de la primera dosis del Avonex– y luego me dirigí al refrigerador para sacar de una caja grande una de las cuatro subcajas, que contiene el medicamento en una especie de lápiz.

Al volver al living, la enfermera me dio las instrucciones de cómo debe estar el lugar en el que debo pincharme, además de esperar media hora antes de administrarle la medicina.

Me entregó un bolso con dos coolers para cuando viaje y deba transportar mis remedios, además de una mochila del Programa Acompañar que es del laboratorio donde se fabrica Avonex.

Me indicó, también, que si lo necesito puedo tener hora con la psicóloga del programa, ya que no es una enfermedad fácil de llevar en muchos casos. Luego me dijo que sólo debo pincharme en el área muscular de los muslos, alternando cada semana las piernas. Y que antes de eso debo limpiar la zona con una toallita con alcohol. Son muy similares a las que usan cuando uno se va a vacunar o a hacer exámenes de sangre.

Antes de pincharme, cómo debo ir armando el lápiz para poder pintarme. Finalmente cuando ya puse la aguja y extendí el lápiz, falta la tapa que cubre la aguja y entonces con el área muscular despejada me pincho en forma recta el muslo, presiono un botón azul que viene arriba y cuento hasta 10 segundos. Posteriormente levanto el lápiz, limpio la zona y cubro con un algodón y después me pongo un parche curita.

Todo ese día estuve bien hasta eso de las 5:30 a 6 de la tarde, entonces comenzaron los dolores intensos de cabeza y la fiebre, además de palpitaciones más rápidas de lo normal. En mi caso yo soy una persona bradicardica -es decir, tengo menos latidos por minuto que una persona «normal», también se le llama corazón de deportista– y al momento de tomarme la presión y ya tener cien latidos por minuto cosa que doblega la cantidad relativa a lo que estoy acostumbrada a tener.

37,1 fiebre
Latidos 102
Presión 13 con 8
Primer día usando Avonex segunda es 11 con
Y 85 latidos.

 

Foto: Pixabay