Volcados

Es la madrugada del 12 de diciembre de 1992. Año de los Juegos Olímpicos de Barcelona, también de la emisión del último sketch del Chavo del 8. En la música, Christina & Los Subterráneos estrenaron su álbum Que Me Parta Un Rayo, el que incluye la canción Voy En Un Coche…

Por: José Ángel@poetadelrelato

 

Arnold Archambeau (20 años), Ruby Bruguier (19) y Tracy Dion (17) viajaban en vehículo tras una noche de fiesta y alcohol por una de las rutas de Dakota del Sur, Estados Unidos. Poco antes de las 6 de la mañana, habían pasado por la casa de Tracy a buscar a la pequeña hija de menos de un año de Arnold y Ruby, la cual había quedado al cuidado del Sr. Dion; pero este se negó a entregar a la pequeña y aludiendo el consumo de alcohol de los muchachos, les recomendó que volvieran por ella más tarde.

Siguieron su camino, pero nunca llegaron a destino…

Unos minutos más tarde y por las cercanías del Andes Lake, el joven detuvo el andar en una señal de alto, miró hacia todos lados mientras que Ruby (pareja y copiloto) junto con Tracy lo observaron con cierta extrañeza.

Una vez pasado este instante, Arnold giró el auto inexplicablemente con la mayor velocidad posible por fuera de la señal de tránsito, lo que conllevó a que fuera en dirección a una zanja cercana producto del frío y resbaladizo del pavimento. En un abrir y cerrar de ojos, el auto se dio vuelta para quedar con las ruedas mirando hacia el cielo.

Un zumbido y desconcierto se apoderó de la interna del auto, lugar en dónde la menor de edad poco a poco fue desempañando su vista para percatarse de la magnitud del accidente (estaba boca arriba) y que sólo Ruby se encontraba en su asiento repitiendo una y otra vez la misma oración.

El joven había abandonado el lugar, sin dejar huellas, pero tampoco habiendo señales de haber salido por el parabrisas o alguna ventana.

 

¡¡¡oh Dios mío, oh Dios mío!!!

 

Fue lo que la pasajera más joven logró oír por parte de la madre adolescente en reiteradas ocasiones. Entre llantos golpeaba la puerta, la que se encontraba tenuemente abierta. Los manotazos y patadas a la puerta dieron sus frutos, dejando un espacio suficiente para que Ruby pudiera deslizarse y salir. Con agonía de fuerzas, Tracy buscaba hacer lo propio, vio como la otra chica salió, y esperanzada con que esta le ayudara a abandonar el automóvil, sólo vio como la puerta se cerró y no supo más de ella.

Los rayos del sol llegaron junto con el amanecer, al igual que la ayuda al vehículo volcado…

 

Los paramédicos sacaron a la menor de edad del auto y le atendieron, posteriormente la policía tomó su declaración. Con lo que al saber la historia, raudamente comenzaron la búsqueda de Arnold y Ruby. Estos no estaban por ninguna parte, tampoco huellas de la ruta que habría realizado ni nada que pudiera ayudar a determinar su paradero.

Lo primero que pensó el sheriff del caso, es que ambos se habrían alejado de la escena producto de las duras leyes por conducción en estado de ebriedad, que ambos aparecerían después de unos días. Lo que fue rechazado por los familiares desde un comienzo y lo que el tiempo ratificó después. Ninguno se comunicó con nadie, simplemente se esfumaron.

 

Los meses pasaron. Se investigó cada pista posible y aunque con menor intensidad, también el terreno que sólo en marzo y en conjunto con el deshielo de la época permitió que se encontrara el primer cuerpo.

Un automovilista que transitaba por el lugar divisó el cuerpo de Ruby Bruguier en la misma zanja y a menos de 25 metros de la escena original del accidente. El cadáver se encontraba en un alto grado de descomposición, sin gafas (algo característico de la joven) ni sus zapatos; pero curiosamente, con su ropa intacta, que era misma de aquel día del accidente. La pudrición del cuerpo era tal, que para poder confirmar su identidad tuvieron que recurrir a un tatuaje.

Debido al descubrimiento, se reactivó la búsqueda en el lugar.

 

Al mediodía del día siguiente apareció el cuerpo de Arnold a menos de cinco metros de donde encontraron el de su pareja, sumergido en un charco. A diferencia del anterior encontrado, este estaba bien conservado, sin signos de congelamiento en su piel ni en su ropa; aunque no se sabe a ciencia cierta si era la misma vestimenta que llevaba el día de su desaparición.

Como corresponde, los cuerpos fueron sometidos a autopsia, la que no pudo determinar la hora de muerte. Por lo que se determinó que la causa de muerte fue por exposición (lo que prácticamente es decir que fue por congelamiento). El desconcierto se apoderó de todos, ya que era imposible que todos los profesionales que estuvieron realizando búsqueda por el sector no los encontraran. Además de la diferencia en el grado de descomposición, era como si hubieran fallecido en periodos distintos.

 

En las investigaciones se encontró un mechón de cabello correspondiente a Ruby el que era imposible se conservara tan bien durante tanto tiempo, el que debido a su estado, tampoco pudo estar allí durante los meses entre el accidente y el descubrimiento del cuerpo del joven. El sheriff nunca estuvo de acuerdo con la hipótesis de que ambos murieron en el lugar, sobre todo después de que se encontrara un juego de llaves para vehículo más dos llaves de «casa», las que no concuerdan con nada de los fallecidos y tampoco se ha podido determinar de dónde son.

 

Pero todo esto no termina aquí, pues un tiempo más tarde, un testigo afirmó haber visto a Arnold junto a tres personas más en la víspera de Año Nuevo. Esta declaración fue sometida a detector de mentiras, la que no arrojó ninguna irregularidad.

Entonces, ¿estaba vivo tres semanas después de su desaparición?

 

El FBI cerró el caso en 1999 determinado como un «accidente». Varias interrogantes siguen latentes, como el hecho de que un par de sujetos fueron vistos en las inmediaciones de donde aparecieron los cuerpos por conductores que recorrían la ruta, los que nunca fueron identificados ni perseguidos para dar testimonio.

Tanto policías como familiares creen que ambos jóvenes murieron en otro lugar y fueron colocados allí para que parecieran que todo fue producto del accidente.

 

¿Habrán sido víctimas de algo más allá de nuestro entendimiento?

¿Porqué ambos dejaron el vehículo con Tracy a su suerte?

¿Acaso en su afán de poder salvarse encontraron una «ayuda» que los condujo a su fatal destino?

 

A casi 30 años de este suceso… sigue siendo un enigma.

 

 

Imagen: Getty Imágenes