Norma al pecado

Todo era gala y fiesta en el teatro MGM de la siempre glamorosa y pecaminosa Las Vegas, Estados Unidos. Ese jueves la alfombra roja de los Grammy Latino, ese paseo que puede glorificar y a la vez condenar a los ídolos musicales, contó con una acción inesperada de una invitada que viene haciendo ruido hace rato. El torso desnudo de Norma Monserrat Bustamante Laferte –más conocida en el mundo por sus segundos nombres y apellidos- iluminaba una tarde noche que, al más puro estilo de la ciudad de Nevada, revelaba los pecados que molestó y que también sirvió como luz para aclarar al ambiente artístico.

La leyenda inscrita en su cuerpo despojado de un traje negro luto y acompañado de una pañoleta verde fue lo más comentado de la jornada, mucho más que la misma premiación. Algunos dirán que el escrito habla de una verdad absoluta; otros expresan descontento mediante el hashtag #MonLaferteMiente, el cual fue Trendic Topic mundial.

Pero más allá de la molestia de los que comenzaron esta conversación, el contexto se cambió diametralmente. Ya no eran los Derechos Humanos el tema central, sino los senos descubiertos de la cantante. “Que no era la forma”, “muy poco original la protesta”, “no son tetas bonitas”, y así un largo etcétera… Definitivamente la tinta negra del escrito se perdió de la vista de los escépticos.

Estamos de acuerdo que la protesta violenta genera división, siempre habrá críticas negativas, entonces ¿Qué se necesita para manifestarse de forma pacífica? Las críticas llegarán igual y no se entenderá que toda manifestación necesita un poco de provocación y atención. Así se llama a las masas, y esta semana la artista rindió honores a su nombre de pila y que da nombre a su último trabajo de estudio.

En este caso, Mon les dio la razón. Efectivamente miente. Miente porque sus senos no cumplen con el estándar occidental semi pornográfico que abunda en la web, esa realidad falsa que mucha gente de esta generación consume como trogloditas pensando que todas las mujeres deben seguir esa norma –volvemos al concepto. El seno femenino siempre se ha visto endiosado, venerado e incluso prohibido, hasta el día de hoy. Sin embargo, ha representado también la vida y la liberación, véase las pinturas El nacimiento de Venus y La libertad guiando al pueblo, símbolos del Renacimiento y la Revolución Francesa, respectivamente. Liberaciones que han inspirado a movimientos como Free the nipple y a un levantamiento feminista digno de admirar en el Medio Oriente, tierra santa para hombres pero no para las mujeres. Latinoamérica también ha expresado su despertar.

La violencia y la ignorancia abunda en redes sociales, otra guerra que divide al país y que ha rebrotado gracias a los senos naturalmente imperfectos que provoca los baneos de publicaciones ¿Sin tetas no hay paraíso? Juzgue usted. Esto va más allá de lados y gustos políticos, de cuan conservadores somos como sociedad nacional, y la muerte de Abel Acuña al día siguiente de la fiesta en Las Vegas confirma más esa frase que duele, nos duele y, también, les duele la vista. Lo dice, atentamente, la última ganadora del Grammy Latino a mejor álbum alternativo.

 

Foto: Fayerwayer