Euskal Derbia: el clásico vasco que se tomará la Copa del Rey

Tras las tempranas eliminaciones de equipos como Real Madrid, Barcelona o el Atlético de Madrid, esta temporada de la Copa del Rey se volvió en una de las más impredecibles e interesantes del último tiempo. Ya sea por todas las modificaciones que le hicieron –para bien o para mal, queda al gusto de cada uno- conjuntos que no aparecen a menudo en el jetset futbolístico aprovecharon su oportunidad para brillar y enorgullecer a sus comunidades. Unas semifinales inéditas que hicieron resonar los nombres de Mirandés, Granada, Athletic Bilbao y Real Sociedad; y que dejaron a estos dos últimos como los contendores que sin duda paralizarán al País Vasco.

El próximo sábado 18 de abril en La Cartuja de Sevilla y por primera vez en 117 años, los grandes de Euskadi se toparán en una definición de título, una rivalidad que ha tenido sus altos y bajos. Pero primero nos quedamos con esto.

 

Hermanos y enemigos

Bilbao y San Sebastián son por historia opuestos. La primera es zona industrial y capital de la comunidad vasca, mientras que la segunda es aristócrata. Sin embargo encontraron en el fútbol una actividad para unir sus costumbres liderados por una gran influencia inglesa a fines del siglo XIX que hizo fundar al Bilbao Football Club y a la San Sebastián Foot-Ball Club, ambos siguiendo una política nacionalista fuerte: solo contaban con jugadores vascos o surgidos en la cantera, política que en los 80 la desechó los de Anoeta en una medida polémica y criticada por sus seguidores, a diferencia de los “leones” que son famosos por mantener hasta hoy su centenaria tradición pero más flexible que antes, incluyendo jugadores de doble nacionalidad como el defensa Fernando Amorebieta (vasco nacido en Venezuela) y el delantero Iñaki Williams (ghanés nacido en Bilbao), actual goleador del equipo.

Pero si hay algo que tienen en común es que fueron junto a ocho equipos los fundadores de la liga española de primera división en 1928, edición ganada por F.C. Barcelona.

 

Dato: mientras los de Bilbao le deben su apodo al santo y mártir San Mamés que, dice la leyenda, pudo domar a leones zafando así de su sentencia de muerte, los Erreala cuentan desde 1910 con el distintivo de “Real” otorgado por el monarca Alfonso XIII “el africano” debido a sus buenas actuaciones en el ámbito nacional y a la estrecha relación que mantenía el club con el rey.

 

Es tan “amistoso” este derbi que cuenta con varios jugadores que han actuado por ambos conjuntos (29), una política de intercambio alabada pero a la vez criticada debido a los métodos que usaron por ejemplo el Athletic en 1995 con la compra de Joseba Etxeberria por 500 millones de pesetas, jugada que no le gustó para nada a la Real. Lo mismo ocurrió para Íñigo Martínez hace un año y medio, operación en donde los de San Sebastián ofrecieron a sus hinchas cambiar gratuitamente las camisetas estampadas con el nombre del mediocampista. Los últimos casos son el portero Álex Remiro (de Athletic a Real) y el lateral zurdo Yuri Berchiche, precisamente el autor del agónico tanto que permitió a los de San Mamés avanzar a la final.

 

Campeón en tu cara

Es cierto, esta será la primera vez en que ambos conjuntos se vean frente a frente en una final, pero eso no significa que su rival no haya celebrado un título ante la tristeza de su enemigo. ¿A qué se refiere? Simple: el clásico se dio por coincidencia en fechas decisivas de liga. Sucedió en la temporada 81/82 con la Real levantando su segundo título ligero; dos temporadas más tarde los de Vizcaya cobrarían venganza, dando su octava vuelta olímpica. Lo curioso: los dos partidos terminaron con un marcador de 2-1 y esas fueron las últimas ligas conseguidas por ambos.

 

Un duelo y una bandera

Cuando se nos viene a la mente la palabra “clásico” de inmediato lo asociamos con violencia, intolerancia y batallas campales entre los seguidores de ambos clubes. En este caso, la realidad es completamente distinta y es algo que hasta los mismos seguidores se sorprenden. Los abrazos, saludos y fotos corren por doquier en los alrededores y dentro de San Mamés o Anoeta. No es raro que los seguidores se mezclen para alentar a sus respectivos equipos, dando a entender que los dos conjuntos representan a una lucha independentista que si bien con los años ha perdido fuerza, siguen siendo opositores al régimen español.

Todo esto partió el 5 de diciembre de 1976. La muerte del dictador Francisco Franco marcó un antes y después en España, pero mucho más en el País Vasco, zona prohibida y marginada por el Franquismo, al igual que la Ikurriña, la bandera euskera, ya que era asociada al movimiento terrorista ETA. Cualquiera que la portara arriesgaba cárcel. Debido a la prohibición era muy difícil encontrar el máximo símbolo vasco, así que el jugador de la Real Sociedad, Josean De la Hoz –conocido como “Trotski” entre sus compañeros por sus ideas revolucionarias- recurrió a su familia para confeccionar una.

Ya que quedó fuera de la convocatoria para el clásico, De la Hoz tuvo que ir como civil al duelo y pasar todos los controles de seguridad para entregar la bandera a su equipo en un paquete. El truco fue “esconderla en el hueco de la rueda de repuesto que iba encajada atrás, bajo el portamaletas de un Fiat 128 azul”, como declaró al diario El país en 2016.

Inaxio Kortabarria, capitán de los de Gipuzkoa, recibió la bandera y le propuso la idea de salir con ella a la cancha a su homólogo y portero de Bilbao, José Ángel Iribar una hora antes del partido. La decisión de ambos vestuarios fue unánime y por primera vez desde la guerra civil, con mucha tensión en el ambiente y arriesgando grandes multas, la Ikurriña se exhibía de manera pública.

El 5-0 a favor de la Real Sociedad fue un detalle para un duelo en el que ambas hinchadas agradecieron el gesto. Esto trajo consecuencias: un par de semanas después fue izada en la plaza de la Constitución de San Sebastián y en 1979 oficializada como emblema del País Vasco. El destino de la bandera usada en ese derbi paró al museo del conjunto de Anoeta donde se conserva hasta hoy.

 

Los capitanes Kortabarria e Iribar exponiendo el emblema vasco en el derbi de 1976. Foto: AS.

Este será el clásico 179, con un historial de 75 victorias albirrojas, 56 para los albiazules y 47 empates. La final 40 para los “leones” y la sexta para los “Txuri-urdines. ¿La copa 24 para San Mamés o la tercera para San Sebastián? Historia pura para el balompié vasco y español en donde se estima un lleno total en Sevilla (60 mil espectadores) en el cual se juega el honor y la gloria de equipos que buscan un puesto directo a la Europa League.

 

Foto principal: EITB