COLUMNA | Qué misterios habrá

La política nacional nos sigue dejando grandes sorpresas. ¿Buenas o malas? A estas alturas, eso ya queda al gusto de quienes consumen y morbosean con los resultados en otra maratónica y angustiante jornada de elecciones.

Las primarias presidenciales tenían como principal foco una baja participación ciudadana, casi similar a lo vivido en la segunda vuelta para los Gobernadores Regionales que solo alcanzaron el 10% del padrón electoral nacional. Gran error de los encargados de estadísticas que también erraron en los ganadores de los pactos Apruebo Dignidad y Chile Vamos.

Mucho se habrá leído de una supuesta segunda vuelta para fines de este año entre el eterno candidato Joaquín Lavín y el todavía alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, encuestas que también van perdiendo peso y credibilidad ante lo ocurrido en la tarde-noche del domingo con los invitados de piedra que firmaron sus nombres en la papeleta de primera vuelta: Gabriel Boric y Sebastián Sichel.

Hay varios factores inesperados –o no tanto- que ayudaron a las victorias de estos dos candidatos. Partamos primero por el gran golpe que vivió la derecha tradicional al levantar por tercera vez al ex alcalde de Las Condes por un camino a priori más despejado hacia La Moneda.

El todavía símbolo duro de la UDI confió mucho en que su triunfo sería para librar al país del comunismo, o que no era lo mismo perder contra Bachelet o Lagos que entregar Chile a Jadue. Increíblemente eso molestó hasta sus mismos partidarios que lo castigaron dándole los votos a alguien independiente que se ganó a parte de la ciudadanía cuando fue Ministro de Desarrollo Social y en su momento el mejor evaluado del Gobierno de Piñera.

Y esa estrategia “anticomunista” venía acompañado con otra bofetada a quien hasta el segundo debate corría con una amplia ventaja. El postulante que representaba al PC contaba con un gran apoyo, especialmente por los que participaron en todo el proceso del Estallido Social.

Sin embargo y a pocos días de las primarias, los aires de triunfalismo sumado al quiebre del pacto de no agresión hacia su contendor de pacto rememoraron los planes que tenía Karina Oliva para gobernar la Región Metropolitana. La historia ya es conocida.

La estrategia principal por parte de la derecha de borrar a Jadue de la presidencia del país funcionó –¿campaña del terror?, vaya a saber uno-, mas no la de reinstalar a la derecha del stablishment por otros cuatro años en el gobierno del país. 

Pese a todo, la suma totales de los votos apoyan al pacto AD, lo que se traduce en que el pueblo quiere un cambio para el país pero al parecer no tan radical o con personajes no tan radicales, por el momento…  

Se ve una la leve inclinación hacia la nueva izquierda, con un sector dividido tras el triunfo del todavía diputado por Magallanes, tildado por muchos como “amarillo” y que separa a algunos Pro-Jadue. La Lista del Pueblo también tendría algo planeado y los rumores sostienen que Jorge Sharp sería la carta presidencial.

Los candidatos perdedores, como era de esperarse, apoyarán a sus respectivos colegas victoriosos y esperarán que acciones tomarán los otros bloques. Kast va por los Republicanos y por la derecha más conservadora; las dudas en la ex Concertación radica en Narváez y la inminente postulación de Provoste.

Acudiendo a uno de los famosos himnos de Raphael y que le da el título a esta columna, uno de los dos quiere hacer de fin año su “gran noche”. Dos ganadores jóvenes –Boric de 35 años y Sichel de 43– que se verán las caras en noviembre y que son el reflejo del recambio en el espectro político que, por supuesto, vendrá de la mano de una Nueva Constitución.

 

*AVISO DE RESPONSABILIDAD: las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representa, necesariamente, el pensamiento de Radio Cronan ni del resto de sus colaboradores.

 

 

Foto: Aton