OPINIÓN | La salud: un negocio

Estamos a punto de cumplir dos años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya declarado el Covid-19 como pandemia. No es extraño que en este loco planeta y como sociedad tengamos que enfrentar en promedio una calamidad así cada cien años.

Tampoco es novedad que en toda la historia de la humanidad exista un grupo que ha negado atrocidades y enfermedades por más evidentes que sean. Lo que sí es preocupante, tanto como los mismos negacioncitas que cada vez hacen más ruido, son los referentes a los cuales idolatran, especialmente en un campo  -al igual que la salud- tan sensible como lucrativo: el deporte.

Se encendió la polémica en las semanas previas al primer grand slam de la temporada tenística. El Abierto de Australia, famoso por ser el “Happy Slam” debido al buen trato a los jugadores y el espectáculo colorido de los fanáticos, deberá cambiar su mote tras el escandaloso permiso sanitario otorgado a un Novak Djokovic que ha hecho noticia sin siquiera dar golpes a una pelota en lo que va de año.

El Estado de Australia, muy estricto en el control de la pandemia y tras idas y vueltas, hizo lo correcto en expulsar al serbio del país que ha declarado a los cuatro vientos ser antivacuna. Pero es una expulsión con elástico: se debió en un nuevo juico definir el futuro de Nole que puede ser o su participación en primera ronda frente a su compatriota Miomir Kacmanovic, o su prohibición de ingreso al país oceánico por los próximos tres años. Después de una larga teleserie, se apeló a lo segundo

De concretarse su expulsión, sería el punto de quiebre en la carrera de uno de los Big 3, candidato –por el momento- a ser quizás el mejor de todos los tiempos; y a partir de estos días, el open del Asia/Pacífico tendrá sí o sí a un nuevo campeón.

Si vamos a un caso más cercano, la –hasta ahora- enrome triatleta Bárbara Riveros es otro ejemplo de una pésima organización en el último Ironman de Pucón, uno de los eventos de exportación de Chile. A la deportista tampoco le importó no estar vacunada ni exponerse en un sector que también ha sido fuertemente golpeado por el Covid. Sumado a la muerte súbita de un competidor y a la horrible cobertura de TVN, la señal oficial de la competencia.

Al parecer ya no importa el estado físico o psicológico del resto ni tampoco la negligencia si se está contagiado/a, solo preocupa seguir consolidando las marcas que a punta de esfuerzo lograron un nombre pero que por negligencias y pésima organización, están manchando su prestigio.

En esta época de todavía incertidumbre, vemos como los grandes eventos deportivos, que también han sido afectados pero que hasta la “nueva normalidad” se han convertido en el alivio perfecto para los fanáticos remotos, también se han vendido a una élite que disfruta de sus privilegios divinos, y como tal condición se los trata como tal por el simple hecho de no perder más dinero, fama y por sobre todo, el ingreso del público a los recintos. Hoy esa élite se traduce en lo que son competencias como el AO y el Ironman: discriminadores de los que sí quieren proteger tanto al resto como a sí mismos.

Llega a ser contradictorio que en otros lugares del mundo, que en países como Alemania y Francia, ejemplos mundiales en la defensa de los Derechos Humanos, exista un pequeño pero ruidoso grupo que pregonan un concepto tan amplio y transversal como “Libertad” para oponerse a lo que llaman con delirio “dictadura sanitaria”, deshumanizando y bajando el nivel de empatía. A ellos no les interesa la libertad ni “su” libertad: simplemente no les interesa nada.

Este es el negocio de algo innegable, inherente e innegociable como la salud, para algunos el sacrificio perfecto a cambio de dinero y poder. Un crimen al articulo 25 de la famosa Declaración Universal de los DD.HH. redactado por, mera coincidencia, la organización enemiga de los antivacunas. O Covidiotas, término aceptado por la RAE.

Y a esperar a lo que ocurra en Chile, que pese a alcanzar el peak histórico de contagios, aun queda mucho verano por disfrutar…

 

 

*AVISO DE RESPONSABILIDAD: las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representa, necesariamente, el pensamiento de Radio Cronan ni del resto de sus colaboradores.

 

Foto: Infobae